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13 de octubre de 2025

Los detalles ocultos del “pacto de amor” entre Miguel Ángel Russo y Juan Román Riquelme

Jamás dejaron de estar comunicados desde que el DT fue despedido del club en 2021. Cómo se originó su tercer ciclo en Boca Juniors

La cosa no había quedado del todo bien desde su salida en 2021, cuando después de algunos malos resultados, Miguel se había marchado de Boca. Riquelme entendió que era momento de cambiar y apostó por Sebastián Battaglia, que emergía desde la Reserva. Para algunos fue algo injusta su salida, puesto que Russo había ganado la Superliga 2019/2020 (con ese sprint final de siete partidos) y la Copa Maradona, además de llegar a semifinales de la Libertadores y eliminar dos veces a River en copas nacionales. Pero aunque Román tomó el antipático rol de finiquitar su segundo ciclo, jamás le soltó la mano. Y así lo entendió el entrenador. Su amistad se sellaría exactamente cuatro años más tarde en el mismo club, en el mismo lugar, con los mismos valores.

 

A fines de 2022, Rosario Central lo confirmaría como nuevo técnico del equipo, en el que sería su quinto mandato. Fue la carta ganadora de Gonzalo Belloso, tras ganar las elecciones en el Canalla. En abril de 2023, Central y Boca se enfrentaron por la fecha 13 de la Liga Profesional en el Gigante de Arroyito. Fue una tarde de reencuentros, en la que Russo tuvo un entredicho fuerte con el árbitro Ariel Penel, quien lo expulsó por hacer tiempo. A Miguel se lo vio desencajado como nunca en su carrera. Unos días más tarde, Riquelme brindó una entrevista en la que se refirió a ese episodio: “El otro día me extrañó lo de Miguel. Él sabe que lo quiero mucho, pero me sorprendió. Ni cuando lo tuve de entrenador ni siendo DT y yo dirigente lo vi de esa manera. Él siempre es correcto y educado, lo del otro día fue raro. Hablo todos los días con él. El día antes del partido hablo con él, hablo siempre con Miguel. Cuando tengo que preguntarle cosas de fútbol, le pregunto. Quiso hacer un poquito de tiempo, eso no está bien. Estamos grandes para eso”. El regaño de Riquelme, con un final entre risas, hoy parece un mensaje encubierto para que no se descarrilara ya que seguiría siendo alternativa a futuro. Boca acababa de cambiar entrenador en ese momento: Jorge Almirón había sustituido a Hugo Ibarra y empezaba su camino que terminaría con la disputa de la final de la Libertadores de ese año.

Luego del octavo puesto que obtuvo como DT de Central en la primera parte del año, Russo se coronó en la Copa de la Liga 2023 y tuvo una aparición pública justo después de eliminar a River en semifinales en la que En septiembre, Diego Martínez renunció en Boca tras la eliminación en la Sudamericana. Riquelme se apoyó en los integrantes del Consejo de Fútbol para que ellos fueran los que determinaran al sucesor en el banquillo. El Chelo Delgado, Chicho Serna y Raúl Cascini se inclinaron por Fernando Gago, que estaba en funciones con Chivas de Guadalajara de México. Russo estaba libre y ya en condiciones de un nuevo desafío, ya que a los pocos días de ese octubre en el que Pintita se hizo cargo del Xeneize, Miguel fue presentado oficialmente en San Lorenzo. El ciclo de Gago en la Ribera se inició con altas y bajas: una eliminación dolorosa en semifinales de la Copa Argentina ante Vélez y la clasificación a la fase previa de la Libertadores 2025. Russo encarriló un tanto al Ciclón sobre el final de la Liga Profesional 2024 en un club incendiado institucionalmente, pero lo mejor de su equipo se vio en un Apertura 2025 en el que, durante su transcurso, ya sabría de su destino final.

 

El San Lorenzo de Russo sacó 14 puntos sobre 18 en juego en las primeras seis jornadas del campeonato. Al Boca de Gago le costó más ganar (11 de 18), pero sobre todo encontrar una identidad de juego acorde a la jerarquía que ostentaba su plantel. El 22 de febrero, el Xeneize selló su tercer triunfo consecutivo en el ámbito local ante Aldosivi y llegó con buen ánimo a la revancha por el repechaje de Libertadores ante Alianza Lima, que había ganado 1-0 en Perú. En la Bombonera, se dio lo que nadie esperaba: los peruanos dirigidos por Pipo Gorosito llevaron la serie a los penales, Gago se vio completamente superado por la situación y se generó un conflicto por el cambio de arquero (Leandro Brey por Agustín Marchesín), justo antes de la tanda de penales, que traería consecuencias. La eliminación de la Libertadores causó un impacto tremendo en el hincha, el cuerpo técnico y el plantel xeneize. Y, según la óptica de Riquelme dejó atada la continuidad de Gago en Boca a los resultados inmediatos en el ámbito local. Los de la Ribera cosecharon otras tres victorias en fila ante Central, Central Córdoba y Defensa y Justicia. Perdieron feo con Newell’s en Rosario, pero recobraron la memoria con alegrías ante Barracas Central, Belgrano y Estudiantes. Las cartas, a esa altura, estaban echadas.

 

En paralelo, San Lorenzo perdía el clásico con Huracán en la séptima jornada y se recuperó en un partidazo con triunfo 3-2 ante Racing como local. A principios de marzo, en un viaje a Rosario por motivos personales, Russo le confesó a su ayudante de campo Juvenal Rodríguez que su próximo paso como entrenador en el mundo del fútbol sería dirigir a Boca en el Mundial de Clubes. “Así lo tenía de super claro, Miguel era así, veía cosas donde otro no las veía. Él quería terminar en Boca, ya sabía que venía su último período de vida, y los últimos meses fueron muy duros para él”, reveló el propio Juvenal a Caracol Radio tras el fallecimiento de Miguel.

 

Lo que Russo y Riquelme hablaron en ese momento y en los meses siguientes, solamente ellos lo sabrán. Aunque lo cierto es que su “hilo rojo”, leyenda de origen asiático, estaba por desanudarse.

 

A esa altura, los rumores ya eran muy fuertes. Román, que no iba a dejar al azar la designación del entrenador como había hecho en la anterior oportunidad frente a las voces del Consejo de Fútbol, se había convencido de darle a Russo la posibilidad de tener un ciclo más en Boca. Pero, por sobre todas las cosas, de despedirse de este plano de forma digna, con los botines puestos. Es cierto, la partida de Miguel de San Lorenzo generó roces en el vestuario. En vísperas del duelo de semifinales del Clausura ante Platense, Claudio Úbeda salió a hacer aclaraciones públicas en las que admitió la “información” del interés de Boca, pero remarcó que la cabeza del cuerpo técnico estaba puesta en el Ciclón. En ese interín, en la Ribera ya se habían descartado los nombres del Tata Martino, Kily González, Gabriel Milito y Gustavo Quinteros.

Casi no había margen de tiempo, pero Russo estaba decidido a rescindir en Boedo y mudarse otra vez a La Boca. Quería ser el DT en el Mundial de Clubes, despedirse a lo grande, en la elite, compitiendo a la altura del Benfica y el Bayern Múnich. Y lo hizo, porque Boca estuvo a la altura en ambos encuentros pese a no haber ganado. Volvió a Argentina con el sinsabor de apenas igualar frente a Auckland City y la eliminación, aunque también con la satisfacción de haber retornado al sitio donde quería estar.

 



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