La espera terminó. Después de tres años, Lali Espósito volvió a pisar suelo mendocino y lo hizo de manera triunfal. La noche del sábado, el Arena Maipú se llenó hasta el último rincón para recibir a la estrella del pop, que entregó un espectáculo de tres horas que fue un torbellino de energía y emoción.

Desde el primer momento, Lali demostró por qué es una de las artistas más importantes de su generación. El show fue una experiencia inmersiva, con una imponente puesta en escena, juegos de luces deslumbrantes y una banda en vivo que elevó cada canción. La artista presentó con una intensidad arrolladora los temas de su último álbum, "No vayas a atender cuando el demonio llama", que ya se ha convertido en un himno para sus seguidores.

El público coreó cada verso del nuevo material, pero también se rindió ante clásicos como "Disciplina" y "N5", que hicieron vibrar todo el recinto. Lali, con su carisma inconfundible, interactuó constantemente con la audiencia, compartiendo anécdotas y recibiendo el cariño de un público que la esperaba con ansias. Su regreso no fue solo un concierto, sino una celebración de la música, el baile y la pasión.

Al finalizar la noche, después de tres horas ininterrumpidas de éxitos y una demostración de talento que la consagra como una de las mejores performers de la escena, Lali se despidió de Mendoza con la promesa de no volver a tardar tanto en reencontrarse con sus fans, dejando una huella imborrable en un regreso que se sintió tan esperado como inolvidable.