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FúTBOL

21 de agosto de 2024

La increíble historia del regreso de Valdano tras el retiro para intentar jugar el Mundial 90

Dos años después de que el delantero colgara los botines, Carlos Bilardo lo vio jugando un partido con periodistas y le propuso la aventura

“Después de nadar seis meses, fui a morir en la orilla”. Esta es una de las tantas frases que han ido ensanchando el mundo de las anécdotas e historias de nuestro fútbol. Plena de originalidad, no podía ser otro que Jorge Valdano su autor, siempre lúcido y preclaro, pese a que, al decirla, estaba atravesando uno de los momentos más dolorosos de su vida deportiva, porque unas horas antes, Carlos Bilardo le había comunicado que lo dejaba afuera de la lista definitiva de la selección argentina para el Mundial ‘90. La situación no tendría nada de particular, porque el entrenador debe tomar esas decisiones, pero aquí llamó la atención, porque había sido el propio Narigón quien lo había instado a volver al fútbol, luego de más de dos años de su retiro.

Sobraban los dedos de una mano para enumerar las buenas actuaciones de la Selección luego de la gloriosa consagración en México. Apenas una victoria contra Alemania en cancha de Vélez en 1987 y un empate contra España de visitante un año más tarde. Mientras que, en la columna del debe, aparecían muchos ítems más, como la floja faena en la Copa América anterior, donde fue anfitrión y terminó cuarto, más dos goleadas dolorosas en el ‘88: Unión Soviética 4-2 y la sorprendente con Australia 4-1.

Uno de los periodistas argentinos que jugó esa tarde fue Marcelo Tinelli, que así lo recordó en diálogo con Infobae: “Yo había viajado para ser el relator de la transmisión de televisión para argentina que salió por Canal 13. Se dio ese partido que recuerdo bastante bien, porque había varias figuras y a mí me parecía increíble compartir equipo con alguno de ellos, pero sobre todo con Valdano, que era una monstruo. Mientras jugaba pensaba que era una locura hermosa estar jugando al lado de él. Ahora veo la foto y me parece mentira estar rodeado de esos cracks”.

Juan Manuel Bambino Pons era uno de los periodistas más cercanos a la Selección, y cubría su actualidad para radio Continental y la revista Solo Fútbol. Como consecuencia natural, fue enviado a Brasil y también fue parte de aquel partido, que describió para Infobae: “Para nosotros se armó un lindo equipo, sobre todo por las leyendas que tuvimos al lado como el peruano Cachito Ramírez, el chileno Carlos Caszely y el propio Jorge Valdano. De los que estábamos haciendo la cobertura para medios argentinos jugamos Enrique Macaya Márquez, Marcelo Tinelli, Alejandro Apo y yo. Ganamos 2 a 1 y los rivales tenían varios que la rompían y no sé si eran colegas nuestros (risas). Cuando terminó, nos entregaron una copa y ahí nos dimos cuenta de que Bilardo nos había venido a ver. A partir de ese momento se fue gestando la vuelta del Valdano. En ese campeonato compartí muchos momentos con él, incluso vimos juntos el debut de Brasil en su habitación del hotel. Allí, en Goiania, fue cuando Carlos le hizo la propuesta, porque ya venía diciendo por todos lados que no le encontraba reemplazante. En uno de los últimos días se produjo la reunión donde estaban ellos dos, más Maradona, Tapia y yo. Lo recuerdo a la perfección: fue un mediodía y nos encontrábamos en el buffet del hotel. Ahí Carlos le volvió a insistir, Jorge le dijo que lo había pensado y le dio el sí”.

Primero fue un secreto guardado entre muy pocas personas, que después tomó estado público en una entrevista con la revista El Gráfico, en la que se produjo el siguiente diálogo

-Y, no sé…

-¿Cómo que no sabés?

-¿Y?

-Y… que la puerta está cerrada, pero no tiene llave, ¿viste?

Luego del casamiento de Diego Maradona con Claudia Villafañe, de regreso a Madrid, comenzó con las prácticas, casi en soledad, en la ciudad deportiva del Real, apenas acompañado con Camacho, su ex compañero en ese club, quien ya estaba retirado, pero decidió estar a su lado. El frío de aquel noviembre era impiadoso, pero sus ganas le ponían calor a cada movimiento en el gimnasio o en el campo de juego y dejaban una sentencia para la prensa, que tendría mucha validez seis meses más tarde: “Debo decir que no voy a jugar el Mundial, solo a intentarlo. Llegado el mes de abril, decidiremos con Carlos qué hacer: yo puedo decir que no y él no estar de acuerdo y él puede decir que no y yo no estar de acuerdo. Así que no vale quejarse. En realidad, es una cláusula de defensa de Bilardo: él tomará la decisión”.

Su ilusión dejaba atrás el invierno español y se metía de lleno en el ardiente verano argentino. El Bambino Pons fue muy cercano a él en ese momento, como nos lo recordó: “Dejó todos sus compromisos en España (diario El País, cadena SER y Canal Plus) y se volcó de lleno, primero entrenando allá y luego cuando se instaló acá, los primeros meses del ‘90. Estuve en muchas ocasiones con él, al punto que fuimos al cine a ver la película “Fútbol Argentino” y comíamos pizza en “Los Inmortales”. Estaba hospedado en el hotel Bauen y se entrenaba en un gimnasio que era propiedad de Carlos Babington y Enzo Trossero en el barrio de Caballito, para complementar las prácticas que hacía con Bilardo en los bosques de Palermo”.

 

En la recta final, a comienzos de mayo, se le produjo una tendinitis en una práctica, que ensombreció gran parte de lo hecho hasta allí, porque faltaba muy poco para la decisión definitiva, aunque Bilardo seguía sosteniendo que lo esperaría hasta el final. Así llegó el día, cuando se enteró que no sería parte del plantel y continuando en la dirección de la canción de Cerati, fue la analogía del Valdano, al decir la mítica frase sobre haber nadado seis meses y ahogarse en la orilla. Faltaban horas para dar la lista de buena fe y Bilardo le comunicó que se quedaba afuera. Cayó como un bombazo dentro del plantel; incluso Maradona tuvo palabras fuertes, en desacuerdo con la medida: “Esto que hace Bilardo lo acepto, pero no lo entiendo. Tuvo muchas oportunidades para decirle que se fuera de la Selección, pero de una mejor manera. No quiero contradecir a nadie, pero yo conocía a la perfección el estado físico de Jorge y eso no lo pueden discutir ni Carlos, ni el doctor Madero, ni el profesor Echevarría. La pasé muy mal en el momento que me enteré de la decisión y hasta estuve a punto de pedirle permiso para volverme unos días a Nápoles”.

La sorpresa fue grande, porque Valdano venía evidenciando una gran mejoría de su última lesión, como lo señaló: “En palabras del doctor Madero, mi recuperación fue espectacularmente buena, a tal punto que, al quinto día, estaba entrenando con un mediano nivel de exigencias y con respuestas futbolísticas que yo consideraba muy satisfactorias”.

 



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